martes, 20 de noviembre de 2012

Crema de apionabo

Más recetas vegetarianas... Esta vez una verdura poco usada en España, pero que cada vez se ve más en los mercados. El apionabo proporciona una textura suave a las cremas y su sabor es muy delicado, una mezcla de fruto seco, puerro y anisado.

- 1 Apionabo de buen tamaño (hay ejemplares de un kilogramo de peso).
- 2 patatas.
- 2 puerros.
- 100 ml. de nata líquida.
- Aceite de oliva virgen.
- Sal y pimienta blanca.
- Agua.

Para acompañar:

- Queso de cabra o “Feta”.
- Cebollino.

1. Pelamos el apionabo con cuidado (está muy duro, podemos cortarnos). También pelamos y lavamos las patatas y los puerros. Lo troceamos todo sin picar demasiado.

2. En la cacerola donde vayamos a cocinar la verdura, calentamos 5 cucharadas de aceite y sofreímos la verdura. Añadimos agua, un poco menos de lo necesario para cubrir la verdura, cocemos 15 minutos (en olla a presión, 5 minutos).

3. Una vez cocida la verdura, reservamos la mayor parte del líquido de cocción.

4. Añadimos un chorro de aceite de oliva virgen, la nata, sal, un poco de pimienta blanca, y batimos muy bien para conseguir una crema muy fina. Colamos la preparación con el chino, probamos, y rectificamos de sal. Si queda muy espesa, incorporamos agua de cocción.

5. La crema se sirve bien caliente, con trocitos de queso de cabra, cebollino y alguna hierba de adorno (aquí hemos aprovechado algunas hojas de apio).

domingo, 4 de noviembre de 2012

Repoblar plantando bellotas

Tras el gran incendio del verano de 2012 que devastó grandes extensiones de las Sierras de Mijas, Coín, Ojén y otros municipios de la Costa del Sol occidental, muchos ciudadanos de Málaga nos planteamos cómo podíamos colaborar en las labores de repoblación de las zonas quemadas.

En realidad, el monte mediterráneo se regenera por sus propios medios, puesto que la vegetación está bien adaptada al fuego. En condiciones normales, y siempre dependiendo de las lluvias, los matorrales estarán recuperados en cinco o seis años, los alcornoques y algarrobos serán capaces de rebrotar desde los troncos, si el fuego no ha alcanzado temperaturas demasiado altas. Los acebuches comenzarán a brotar de los huesos de aceituna defecados en la zona incendiada por mirlos, currucas o estorninos.  

Las bellotas se mantuvieron en agua durante 10 días.
Fueron recogidas del cercano valle del Humaina en el
Parque Natural Montes de Málaga.
En cuanto a los pinos, el propio incendio provoca que se abran las piñas y se propulsen los piñones a su alrededor. Si las primeras lluvias tras la catástrofe no son agresivas, esos piñones van a regenerar en el suelo y se produce una repoblación espontánea.

Ahora bien, los encinares y alcornocales pueden tardar no menos de 50 años en regenerarse, con el problema añadido de que sólo aparecerán si han quedado algunos ejemplares que extiendan sus bellotas en la zona quemada. 

¿Cómo se puede acelerar el proceso? ¿Qué puede hacer el voluntario? Muchos expertos consideran que una norma básica para estos casos es que durante el primer año después del incendio el voluntariado no debe hacer nada: lo mejor es dejar hacer a la Naturaleza.
Elegimos una zona totalmente deforestada,
pero con recuperación de matorral: retamas, aulagas, romeros.

Una vez transcurrido un cierto tiempo, y con una regeneración de los matorrales, ya nos podemos plantear una repoblación, y una opción muy interesante es simplemente plantar semillas.


Como dicen nuestros amigos de la asociación Pinsapo, cuando emprendemos la labor de reforestar una zona de nuestro entorno, a menudo nos desanimamos si al cabo de una temporada una gran parte de los arboles plantados se han perdido, han sido atacados por algún animal o no han crecido en medida observable. Con las semillas el esfuerzo es menor, podemos 'saturar' una zona para asegurar que algunas nazcan y 'cualquiera puede hacerlo', sin necesidad de pedir permisos, obtener plantones, comprar herramientas, etc.

Es importante recordar que plantar bellotas de encina, habas de algarrobo o granos de almez (por poner ejemplos sencillos) no está prohibido ni es necesario pedir permiso para hacerlo; sin embargo, debemos prestar atención a realizar esta actividad en zonas sin explotación agrícola, a ser posible terrenos públicos, y donde no existan prohibiciones.


Nuestra experiencia: plantando bellotas

El valle alto del arroyo Jaboneros, en el noreste de la ciudad de Málaga, es una zona de transición entre la costa y los Montes de Málaga, tradicionalmente muy deforestada por la acción de los cultivos, el pastoreo y los incendios. De hecho, hace ahora dos años se quemó una amplia extensión de este valle, hasta la cercanías del Cerrado de Calderón.

En el valle del Jaboneros conviven zonas de monte en franca recuperación natural con cultivos abandonados, zonas ocupadas por viviendas digamos 'ilegales' y antiguos cortijos rehabilitados. Algunas fincas mantienen parcelas de olivar o almendro en explotación de secano.

Nuestro objetivo era localizar una zona abandonada, en la parte alta del valle (así las futuras encinas servirán de 'cabeza de puente' para el futuro bosque), y comenzar a plantar bellotas para comprobar si este método es eficaz para impulsar la repoblación forestal.

Para ello seguimos los consejos de la asociación Aulaga:
Esta actividad es muy gratificante para los niños.

a) A finales de octubre, principios de noviembre, recoger bellotas de árboles de una zona cercana a la que se va a repoblar, de ejemplares sanos y de cierto porte.

b) Mantenerlas durante siete a diez días en agua, cambiándola diariamente para que no se pudra. Durante ese período se descartarán las bellotas que tengan agujeros, que floten, que tomen mal aspecto: seguro que estarán agusanadas.

c) Elegir un lugar de plantación que tenga ya algunos arbustos y suelo suficiente. Simplemente hacer un agujero con un palo o con una cuchara, colocar la bellota y tapar con tierra suelta y algunas hojas secas. Es importante elegir lugares que puedan tener algo de sombra en verano, por ejemplo, procurando sembrar las bellotas al norte de algún arbusto.
La plantación de las bellotas cerca de matorrales maduros
garantiza que tengan cierta sombra en verano, lo que
incrementará las posibilidades de supervivencia.

d) Para garantizar algún resultado positivo (la mayoría de las bellotas morirá con la sequía veraniega o será devorada por insectos, roedores o jabalíes), es importante 'saturar' la zona con mucha cantidad de semillas.

Y así lo hemos hecho nosotros este año, plantando unas 250 bellotas de encina 'Quercus rotundifolia' en una zona cercana a la venta del Mirador en los Montes de Málaga, con vista al valle del Jaboneros.

El año que viene prometemos contaros el resultado de esta siembra, y estamos preparando otras para las próximas semanas. A ver si os animáis a acompañarnos.