jueves, 31 de diciembre de 2009

Fritada de champiñones y quesitos de Zuheros

Una preparación bien fácil para este fin de año. De nuestro fin de semana en Cabra (Córdoba) nos trajimos estos estupendos quesitos de cabra en aceite de oliva que fabrica 'Quesería Los Balanchares' de Zuheros. Cremosos y llenos de sabor, contrastan muy bien con los champiñones y la cebolla de esta receta. Se puede usar queso fresco gratinado o camebert frito. ¡Feliz y gastronómico 2010!


- 1 cebolla grande.
- 500 gr. champiñones.
- 4 quesitos de cabra de Zuheros (“Los Balanchares”)
- 2 tomates pelados y rallados.
- Sal y pimienta.
- Aceite de oliva.


1. La cebolla se corta en juliana y se sofríe con aceite de oliva, sal y pimienta, muy lentamente, hasta que llegue a tener un color dorado.

2. Añadimos los champiñones bien limpios, cortados en cuartos, y los cocinamos a fuego más fuerte, con sal y pimienta.

3. Mientras tanto, gratinamos los quesitos en el horno.

4. Sacamos el champiñón y la cebolla de la sartén, reservamos, y allí mismo montamos una salsa con el tomate rallado.

5. Servimos los quesos en un plato, rodeados de la fritada, y con la salsa en medio.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Pastel de cebolla


Unas cebollas enormes ("como cabezas de niño chico", que diría Sencianes) nos han tenido disfrutando de platos basados en esta hortaliza. Las compré en Güejar Sierra (Granada), cuando hice parte de la Vereda de la Estrella con unos amigos, y creo que han sido de las mejores que han entrado en casa. A ver si os gusta este clásico de la cocina internacional, que sería una "pie" en el Reino Unido y una "quiche" en Francia.


Para la pasta brisa:

- 150 gr. de harina de trigo.
- 75 gr. de mantequilla.
- 1 gr. de sal.
- 4 cucharadas de agua.

Para el relleno:

- 2 cebollas grandes.
- 5 huevos.
- 25 cl. nata líquida
- Sal y pimienta.
- Aceite de oliva.


1. La cebolla se corta en juliana y se sofríe con aceite de oliva, sal y pimienta, muy lentamente, hasta que quede con un color dorado y textura melosa. Se reserva, desechando el exceso de aceite.

2. Montamos la pasta brisa, mezclando bien todos los ingredientes juntos, sin amasar demasiado. Debe reposar media hora.

3. Mezclamos la cebolla rehogada con los huevos y el resto de ingredientes del relleno.

4. Extendemos la pasta brisa, bien fina, y cubrimos con ella un molde, a ser posible desmoldable.

5. Añadimos por encima el relleno.

6. El pastel se hornea durante media hora a 170 grados, con el horno bien precalentado, cuidando de que no se queme.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Renacen los veneros


Tras seis días lloviendo con fuerza en toda la provincia de Málaga, tenía curiosidad por ver el efecto de tanta agua en los ríos de las sierras, esos que en verano apenas se pueden llamar por su nombre.


En la mayoría de las estaciones meteorógicas de la Serranía de Ronda se han registrado más de 400 litros por metro cuadrado en 7 días. En otras zonas ha llovido algo menos, pero el agua se ha dejado notar: en la capital, comarca de Antequera, valle del Guadalhorce y Axarquía se ha superado con creces la cota de 200 litros.

Con estos datos estaba claro dónde había que echar un vistazo. Muy de mañana salí para Ronda con el objetivo de disfrutar de los veneros.



Al llegar a la Cueva del Gato, la sensación del poder del agua resultaba brutal. Como sabéis, de esta cavidad mana el agua de un enorme complejo de cavernas de origen calizo, donde, entre otros, se pierde el curso del río Guadares, al otro lado de la sierra, en Montejaque. La cascada que forma esta cueva va a parar al Guadiaro, que acaba de nacer a unos 2 kilómetros al este, dandole un "empujón" importante.

El torrente había destruído el puente de madera que permitía acceder a la cueva y una gran parte del sendero peatonal. El ruido y los vapores -no está uno acostumbrado- eran espectaculares.










Un poco más al oeste, en otro afluente del Guadiaro, la situación era parecida.


El que veis a la izquierda es el arroyo del Molino, en Estación de Benaoján.

Totalmente salido de madre, con varias calles inundadas y con caras de preocupación en los vecinos, más de uno me miró mal ante la cara de satisfacción que tenía mientras hacía fotos desde el puente que va al Molino del Santo.


En este caso, asombroso el efecto del vapor en el paisaje, una maravilla de la naturaleza.



Y no podía dejar de visitar al "padre" Genal, que nace en Igualeja, en un paraje que, lo siento mucho, no le hace justicia. Demasiado humanizado, le falta sabor.

En cualquier caso, el espectaculo también estaba allí, por mucho que las "palmeritas" y los "caminitos" nos transportaran a Torremolinos.



El Genal nace de una surgencia rodeada de rocas, un chorro de agua limpia y fría bajo la superficie de una poza casi en medio del pueblo. El efecto de estas lluvias se dejaba notar por la velocidad que cogía el agua nada más salir del manantial.







La única ventaja de estos sitios para turistas es que siempre hay un bar cercano donde tomar una buena tapa, en este caso una terraza justo al lado del recien nacido Genal, donde ponen unos callos de categoría.

Lugares mágicos, lugares de leyenda. Los veneros, los manantiales, siempre fueron objeto de adoración y también, por qué no decirlo, de temor.

Lo que el río da, el río quita, dice el refrán.

Aquí os dejo este letra de verdiales para finalizar una día mágico:

«Me puse a beber un día

de la fuente del saber

y sólo logre entender

que no hay filosofía

que pueda comprender

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Solomillo Strogonoff


Me gustaría que esta receta clásica sirviera para desearos una Feliz Navidad a todos. La he estado cocinando esta tarde para servirla mañana en la cena de nochebuena que tendremos en casa de mi prima Isabel Rodríguez Ortega, donde celebraremos estas fiestas un buen grupo de familia y amigos. A ver si os gusta.


- 2 solomillos de cerdo cortados en medallones gruesos
- 2 puerros grandes
- 500 gr. de champiñones
- 150 gr. de almendras peladas
- 1 piña natural (se puede usar piña en almíbar), pelada y cortada en rodajas.
- 1 vaso de brandy
- 50 cl. de nata líquida
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta negra molida
- Cebollino (para servir)

1. Ponemos el aceite a calentar en la olla a presión, pasamos por el aceite las rodajas de piña y las almendras, hasta que se tuesten ligeramente. Sacamos y reservamos.

2. Freímos los champiñones con sal y pimienta. Sacamos y reservamos con la piña y las almendras.

3. Salpimentamos los medallones de solomillo y los pasamos por el aceite a fuego vivo. Reservamos.

4. En el mismo aceite rehogamos el puerro bien picado hasta que esté bien hecho. Se puede añadir un poco de agua para despegar el fondo.

5. Incorporamos el solomillo, añadimos el brandy, los jugos que hayan desprendido los champiñones y un vaso de agua. Ponemos un poco más de pimienta y cerramos la olla. Se debe cocinar 10 minutos desde que comienza a sonar la presión.

6. Abrimos la olla y pasamos la salsa a la batidora con cuidado de no romper los medallones.

7. Batimos la salsa con la nata, un trozo de piña y unas cuantas de las almendras (la tercera parte aproximadamente), y pasamos por el chino.

8. Ponemos juntos el solomillo, las almendras, la piña, los champiñones y la salsa batida y la ligamos al fuego durante 5 minutos. Debemos probarla para rectificar de sal.

9. Se debe servir muy caliente con el acompañamiento que queramos (en esta receta sólo lleva las cebollitas glaseadas, pero es típico servir esta receta con arroz largo cocido con agua y mantequilla).

10. Rociamos con cebollino picado.


Cebollitas glaseadas.


- Cebollitas francesas (3-4 por persona)
- Mantequilla
- 4 Cucharadas de azúcar
- Sal
- Vinagre de Jerez
- Agua

1. Pelamos las cebollitas francesas.

2. Se pone un trozo de mantequilla (unos 50 gr) a fundir en una cazuela y cuando esté fundido se añaden las cebolas, un vaso pequeño de vinagre de Jerez, 4 cucharadas de azúcar, sal y agua hasta que queden cubiertas.

3. Las cocemos durante 40 minutos a fuego muy lento, vigilando que no se peguen.
4. Se sirven como acompañamiento, en seco, desechando todo el líquido de cocción.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Hamburguesa

La denostada hamburguesa, paradigma de la comida basura, no es más que una forma de preparar carne que puede convertirse en un plato de alta cocina con buen material y un poco de imaginación. Todavía recuerdo la espectacular "hamburguesa de ibérico con foie y aceite de tomillo" del 'Moraga - Dani García', que disfrutamos Sencianes, Gonzalo y un servidor hace muy poquitos días. La preparación que os presento es bastante más clásica y, como la mayoría de los platos de este blog, es habitual en casa. Las salsas sirven para aumentar la acidez de la carne -fundamental en este tipo de preparaciones- y le dan un toque muy interesante. Con una buena parrilla evitaréis usar aceite y la carne mantendrá pleno su sabor.

- 150 gr. de carne picada de ternera, vaca o buey de primera calidad (pierna, morcillo, tapa).
- Sal.
- Pimienta negra.
- 10 gotas de salsa Worcestershire.
- 5 gotas de salsa Tabasco.

Necesitaremos una parrilla o sartén de hierro de fondo grueso. Los privilegiados que la puedan cocinar en una buena barbacóa disfrutarán de una experiencia carnívora inolvidable.

1. Los ingredientes se amasan bien, procurando que las salsas se integren bien en la carne picada. Formamos las hamburguesas.

2. La sartén se calienta al máximo.

3. Cocinamos 2 minutos por la primera cara, a fuego intenso.

4. Al dar la vuelta debe procurarse no partir la hamburguesa, que debe cocinarse 1,5 minutos a fuego fuerte por la segunda cara.

5. Presionamos un poco la pieza y volvemos a darle la vuelta, bajando un poco la temperatura. Ahora cocinamos 1,5 minutos a fuego medio.

6. Última vuelta y de nuevo 1,5 minutos a fuego medio por el otro lado, aunque dependerá del gusto del cocinero.

7. Se sirve en un plato caliente, con salsa Ketchup, mostaza “a la antigua”, aceitunas, pepinillos, una ensalada, cebolla frita, etc. Es imprescindible acompañar con algún alimento ácido para apreciar mejor el sabor de la carne.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Sopa de cebolla

Un clásico de la cocina francesa, la receta es de mi amigo Óscar López. No es por presumir, pero el día que la hicimos nos quedó espectacular, la mejor sopa que hemos tomado desde hace muchos años.

- 1 litro de caldo que prepararemos con los siguientes ingredientes:
- ½ pollo.
- 1 hueso añejo salado.
- 1 patata.
- 1 puerro.
- 1 zanahoria.
- 10 granos de pimienta negra.

Y para la preparación de la sopa, necesitamos:

- 2 rebanadas de pan.
- 2 cebollas grandes.
- 100 gr. queso rallado de buena calidad.
- Sal y pimienta.
- Aceite de oliva.


1. Para hacer el caldo:

1.1 Ponemos a hervir el pollo y el hueso, y procuramos desespumar bien la superficie de la olla cuando rompa la ebullición.

1.2 Incorporamos la verdura y los granos de pimienta.

1.3 Cocemos a fuego lento durante 1 hora.

1.4 Colamos el caldo, rectificamos de sal y reservamos.

2. La cebolla se corta en juliana y se sofríe con aceite de oliva, sal y pimienta, muy lentamente, hasta que quede con un color dorado y textura melosa.

3. Tostamos el pan.

4. En platos o cacitos que resistan el horno, colocamos en el fondo la cebolla rehogada, añadimos caldo, colocamos pan tostado y cubrimos con queso abundante.

5. La sopa se gratina en el horno hasta que el queso bien tostado.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Arroz con leche


El postre "casero" por excelencia, recuerdo de madres y abuelas, no podía faltar en este blog. En realidad siempre se me resistió -demasiado seco, demasiado líquido- hasta que mi compañera María José Castaño me dio estas medidas y creo que con esta combinación siempre se acierta.

- 1 litro de leche entera.
- 8 cucharadas de azúcar.
- 100 gramos de arroz redondo.
- 3 ramas de canela.
- Cáscara de limón.
- Una pizca de sal.

Con estas medidas resultan 6 raciones.

1. En una cacerola se pone a calentar la leche con el azúcar, la canela, la cáscara de limón y una pizca de sal.

2. Cuando esté bastante caliente se incorpora el arroz.

3. Cocinamos removiendo con frecuencia durante 20 minutos, vigilando que no se queme y que la leche no “suba”.

4. Cuando está bien cocido el arroz, se retira la canela y la cáscara de limón, y se coloca en cazuelitas para servir frio.

5. Se puede espolvorear de canela en polvo.

domingo, 29 de noviembre de 2009

El Tajo del Abanico, Ronda



Ayer sábado estuve con un gran grupo de amigos y familia -nos juntamos un grupo de 30 personas- en la zona del Tajo del Abanico, Ronda.


Ya sabéis que la Serranía de Ronda es una zona llena de tajos. La piedra caliza, tremendamente blanda y soluble, va siendo horadada por las corrientes de agua y se van formando cortados, desfiladeros y cantiles, que se desmoronan creando cuevas y picachos.




Si os apetece hacer esta ruta, que resulta de interés en cualquier momento del año, podéis consultar la página de la asociación "Pasos Largos" de Ronda:












Una parte del recorrido coincide con el antiguo camino medieval que unía Ronda con Algeciras, en el que todavía se aprecian tramos de calzada muy bien conservada.


También pudimos contemplar los restos de varias "torres almenara" de la época musulmana, hoy integradas en cortijos. Formaban parte del sistema defensivo nazarí, y funcionaban como lugares donde colocar oteadores que avisaban de la presencia de enemigos en las cercanías.



Toda la zona está cubierta de vegetación mediterránea muy bien conservada, con extensas dehesas de encinas y quejigos, algunos de ellos de gran porte, lo que permite observar una gran cantidad de fauna, tanto salvaje como doméstica.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Geoff Hunt

«HMS Surprise», 1998.

Geoff Hunt
(Londres, 1948)

Esta vez os presento un pintor de género, poco conocido fuera de los círculos de los aficionados a la vela y a las novelas de la serie "Aubrey-Maturin" de Patrick O'Brian, en las que diseñó todas sus portadas.

Aunque el amigo Hunt nunca podrá compararse con los clásicos del paisajismo inglés o francés del XIX y tiene la limitación de dedicarse a un género que -querámoslo o no- se presta a pocas innovaciones, tenemos que reconocer que sus pinturas de olas, velas y cabos tienen una luz y un enfoque realmente interesantes.










«La Pinta y la Niña vuelven a casa», 1997.



Uno puede pasarse horas buscando detalles en estos lienzos, de técnica muy lograda, y al rato se imagina en el alcazar del buque, dirigiendo una maniobra de abordaje o descubriendo una isla desierta.

«El HMS Agamemnon y la flota del Mediterráneo en 1796», 1995.




«Llegada de la corte de Portugal a Rio de Janerio en 1808», 1999.










miércoles, 18 de noviembre de 2009

Fiambre de Tres Carnes



- 250 gr. de panceta en lonchas finas.
- 2 pechugas de pollo, picadas.
- 300 gr. de carne de cerdo picada.
- 300 gr. de carne de ternera picada.
- 3 huevos.
- Perejil.
- Una trufa (puede ser en conserva o sustituirse por champiñones).
- Pimienta negra.
- Aceite de oliva.
- Sal.
- Agua, sal y aceite de oliva.
- Necesitamos un molde para terrinas o patés que resista el horno.

1. El molde se unta con aceite y se forra con lonchas de panceta en posición “acaballada” (sobrepuestas parcialmente) y dejando que los extremos cuelguen sobre los bordes del molde.

2. La carne de pollo se salpimenta muy bien y se le añade un huevo, perejil bien picado y un poco de aceite de oliva. Se coloca en el fondo del molde forrado de panceta.

3. Se cubre la carne de pollo con una capa de lonchas de trufa o champiñón.

4. Mezclamos la carne de ternera y cerdo con dos huevos, pimienta molida, perejil y sal. Se añade al molde y se aplasta bien para que no queden burbujas de aire. Se cierra el fiambre con los bordes de panceta que habíamos ido dejando fuera del molde.

5. El molde se tapa con papel de aluminio, abriendo un par de chimeneas para que respire el asado. Se cocina en el horno precalentado a 175 grados durante 1 hora.

6. El fiambre debe ser prensado durante un par de días colocando una madera sobre el molde y sobre ella algún tipo de peso.


7. Se sirve a temperatura ambiente, acompañado de alguna ensalada, reducción de vinagre de Jerez y un aceite de hierbas.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Timbal Italia



- 250 gr. Macarrones.
- 250 gr. Requesón.
- 200 gr. Mantequilla.
- 200 gr. Espinacas.
- 200 gr. Carne picada de ternera.
- 150 gr. Salsa de tomate frito.
- 150 gr. Queso rallado.
- ¼ litro de leche.
- Sal, azúcar y pimienta negra.


1. Preparamos las tres salsas con las montaremos la bandera de Italia al final de la receta:

1.1 Salsa verde: espinacas cocidas, escurridas, trituradas y cocinadas con un poco de mantequilla, leche, sal y pimienta.

1.2 Salsa blanca: requesón trabajado con un poco de leche, sal y azúcar, hasta que quede cremoso.

1.3 Salsa roja: rehogamos la carne salpimentada e incorporamos la salsa de tomata para formar una bolognesa sencilla.

2. La pasta se cuece en abundante agua salada. Debe quedar al dente.

3. Escurrimos la pasta y la mezclamos con mantequilla y queso rallado. Con la mitad de las salsas en un fuente honda formamos capas de macarrones y salsas.

4. En la parte de arriba formamos la bandera italiana con las tres salsas.

5. Colocamos trocitos de mantequilla y gratinamos 5 minutos a horno muy fuerte.
Hay una variante vegetariana realmente buena que es hacer la salsa roja (bolognesa) con champiñones o setas.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Brioche (bollo de leche)

(con esta receta meriendan o desayunan 8 personas)

Para la masa de bollería:

- 650 gr. Harina de trigo.
- 1 cucharadita de sal.
- 140 gr. Azúcar glas.
- 90 gr. Mantequilla (a punto pomada).
- 300 ml. Leche.
- 20 gr. Levadura fresca de panadero.
- 3 huevos.

Para el horneado:


- 40 gr. Mantequilla fundida.
- 40 gr. Azúcar.

1. Los huevos se baten con la leche y el azúcar glass, hasta quedar bien ligados.

2. La levadura fresca se disuelve en 3 cucharadas de leche templada (cuidado con el exceso de calor, mataría la levadura), y a continuación se mezcla con la harina y el batido realizado con los huevos.

3. Este es el momento de trabajar muy bien la masa, estirando, apretando y envolviendo. Cuanto más trabajada, mejor.

4. Incorporamos lentamente la mantequilla fundida, sin dejar de amasar.

5. Es posible que la masa admita más harina, en cuyo caso incorporaremos poco a poco y procurando que no quede seca.

6. La masa debe reposar 3 horas bien tapada con un paño húmedo y guardada en un lugar templado, sin luz y sin corrientes de aire (el horno apagado puede ser un buen lugar). Tras este reposo, la masa ha debido crecer casi el doble de su tamaño.

7. Tras el reposo, realizamos un segundo amasado muy intenso, que provocará la reducción del tamaño (a este paso se le denomina en panadería “cortar la fermentación”).

8. Dividimos la masa en 10 bolas regulares (para ello se pueden incluso pesar) y las untamos con la mantequilla fundida que tenemos reservada. Se colocan en un molde redondo para horno y se espolvorean con el azúcar reservado. Guardamos la masa tapada con un paño durante una hora (esta es la llamada “segunda fermentación”, esencial para que la bollería quede esponjosa).

9. Calentar el horno muy bien.

10. Hornear a 180º, entre 30 y 35 minutos (depende del horno), cubriendo con papel de aluminio a mitad de cocción.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Lágrimas de Eros

Man Ray, «Las Lágrimas», 1932.


Hace unos días tuve la oportunidad de disfrutar de la exposición 'Lágrimas de Eros' en el Thyssen de Madrid, sobre la historia del arte erótico, y me traje algunas postales que he querido publicar en este cuaderno para que os animéis a visitar esta muestra.










Gustave Courbet, «Mujer en las olas», 1868.


Lo bueno de estas exposiciones temáticas es que no llegas a cansarte de ver cuadros y esculturas (hora y media cunde para verla muy bien), a la vez que puedes comparar diferentes visiones sobre un mismo tema de distintos autores, estilos y épocas.


Creo que esta vez si resulta fácil entender eso del diálogo entre diferentes obras artísticas, porque los comisarios de la muestra nos ofrecen una sala por cada tema de la historia del erotismo clásico: "Venus", "Las tentaciones", "Eva y la serpiente", "San Sebastián", "El beso" y otros. En todos los temas encontramos obras desde el siglo XV al XX, algunas nunca antes expuestas en España.




Jean Broc, «La muerte de Jacinto», 1801.


En estos años en que el puritanismo se ha aliado con el feminismo mal entendido para perseguir el desnudo y el sexo en el cine y la publicidad como pornografía, me ha parecido muy interesante observar cómo en otras épocas era posible también acercarse a la transgresión de la sugerencia erótica, de una forma realmente excitante.

Salvador Dalí, «Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar», 1944.







sábado, 7 de noviembre de 2009

Croquetas de puchero



- ½ pollo cocido y otros restos del puchero (ternera, cerdo, tocino, etc).
(la carne cocida se puede sustituir por carne rehogada, jamón, setas, etc).

- 1 cebolla.
- 50 gr. Harina de trigo.
- ¾ litro de leche o de caldo del puchero (o una combinación de ambos)
- Aceite de oliva.
- Sal y pimienta negra.
- Para empanar: huevo, harina de trigo y pan rallado.


1. El pollo se deshuesa y trituramos la carne cocida.
2. Sofreímos la cebolla muy bien picada en tres cucharadas de aceite.
3. Una vez haya tomado un color dorado, incorporamos la harina y removemos hasta que se tueste un poco. Incorporamos poco a poco el caldo y/o la leche para formar una bechamel espesa. Añadimos sal y pimienta.
4. Añadimos la carne y vamos cocinando una masa, que debemos probar para rectificar de sal. Puede necesitar más leche o más harina. La masa está bien formada cuando se despega de la sartén, formando una basa cremosa pero firme.
5. Colocamos en una fuente y enfriamos.
6. Horas más tarde, cortamos trozos de masa, la rebozamos en harina, huevo y pan rallado, por este orden, y la freímos en abundante aceite caliente.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Puchero

(un clásico de la cocina de Málaga)




- ½ Kg. Garbanzos (remojados la víspera).
- 300 gr. Carne de ternera (morcillo, costilla).
- 300 gr. Carne de cerdo (cabezal, jamón, morcillo).
- ½ pollo (o gallina).
- 200 gr. Tocino (opcional, a ser posible de papada).
- 1 hueso añejo (a ser posible de rodilla).
- 2 patatas
- 2 zanahorias
- 200 gr. Judías verdes.
- 1 calabaza pequeña (o un trozo de 300 gr.).
- Agua, sal y pimienta negra.
- Utilizaremos una olla a presión.

1. Lavamos las carnes y las ponemos a cocer en la olla a presión junto con los garbanzos, sin tapar, hasta que hierva. Cuando comienza a hervir, desespumamos la grasa que se concentra en la superficie.

2. Cerramos la olla y cocinamos a presión 20 minutos contados desde que comienza a sonar la válvula. Mientras tanto, pelamos y picamos la verdura.

3. Abrimos la olla y retiramos el hueso añejo (se tira). Si el pollo y el tocino ya están hechos también se reservan.

4. Incorporamos la verdura, rectificamos de sal, añadimos una pizca de pimienta y cerramos de nuevo la olla. Cocinamos a presión 5 minutos más.

La forma tradicional de servir este plato es, primero, un cocido caldoso de garbanzos y verdura, y, de segundo plato, la pringá de carnes y tocino. Yo habitualmente no sirvo pringá (hay que cuidarse) y aprovecho las carnes para hacer croquetas.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Atalanta

En los cuentos antiguos hay muchas historias de niños que se pierden en el bosque y son criados por los animales. Una de las más famosas, que siempre gusta mucho a las niñas, es la historia de Atalanta, la princesa que llegó a ser la mejor cazadora de Grecia.


Peter Paulus Rubens, «La caza del jabalí de Calidón», hacia 1620.


Atalanta nació en Arcadia, una región de Grecia que en aquellos tiempos estaba llena de espesos bosques de encinas y quejigos. Un día, siendo casi un bebé, una malvada bruja la separó de sus padres y la abandonó en lo más profundo del bosque, pensando que moriría de hambre y de frío.

La suerte hizo que por allí pasara una enorme osa con sus dos ositos, que al instante se encapricharon de la niña, que dormía envuelta en una colcha blanca. Desde entonces, una espesa piel marrón le daba calor cuando tenía frío y un hocico húmedo le enseñaba a buscar comida en el bosque.

Había luchado, jugando, con los ositos, revolcándose sobre la hierba y las hojas. Había aprendido de ellos a esconderse para escapar de los cazadores, a reconocer a los animales amigos y a esquivar a las fieras enemigas. Hasta a hablar había aprendido sola, espiando a los cazadores que acampaban en el bosque durante sus noches de cacería.

Un día, mientras acechaba a una liebre, oyó el silbido de una flecha y se tumbó boca abajo, inmóvil. - Qué raro –se dijo-, los cazadores nunca me habían sorprendido-. Y no había ruido de pasos en la hojarasca ni ladridos de perros.

Alzó los ojos y entre las jaras apareció una joven vestida con una túnica muy corta, ceñida con un cinturón de cuero del que colgaba un cuchillo, y con un carcaj de flechas a la espalda. Así fue como Atalanta conoció a Diana, la diosa de la caza y de los bosques.

- Ven –dijo Diana- haré de ti una cazadora.

Desde entonces, Atalanta vivió con la tribu de ninfas que acompañaba siempre a Diana. Se convirtió en una de ellas: vivían cazando en el bosque, más hábiles que los más expertos cazadores para disparar una flecha, preparar una trampa o seguir el rastro de las fieras.


Francois Boucher, «Diana Saliendo del Baño», 1742.

Un día del comienzo del invierno, cuando los castaños ya han perdido sus hojas, llegaron extrañas noticias de Calidón, una ciudad cercana. Al parecer, un enorme jabalí estaba devastando los campos de labor. Por la noche se acercaba a los pueblos y desenterraba las raíces de las vides, mataba las gallinas y destrozaba los almacenes donde se guarda el trigo.

Lo terrible del caso era que más de un cazador había salido en su busca para matarlo, pero ninguno había vuelto a su casa. El rey de Calidón ofrecía ahora una enorme recompensa al que fuera capaz de matarlo.

En la fría mañana en que se reunieron en la plaza de la ciudad, todos pudieron ver que allí habían viajado los mejores cazadores de Grecia. Estaban los gemelos Cástor y Pólux, el gran Meleagro, famoso por su pericia con la lanza, el príncipe Peleo, que sería padre de Aquiles, Teseo, que luego se hizo famoso por la muerte del Minotauro, y muchos más. El rey los saludaba a todos y les deseaba mucha suerte en la caza del monstruo.

En ese momento llegó Atalanta y un gran murmullo se levantó por toda la plaza.

- ¿Quién eres?

- Vengo a la cacería.

Los mozos que estaban al cuidado de los perros se echaron a reír y llamaron a los soldados de la guardia, que se acercaron curiosos.

- ¿Eres un chico o una chica? Creo que te has equivocado de lugar, vete al pueblo del que te hayas escapado, regresa a cuidar las cabras de tu padre, un jabalí no es como una cabra.

- Tengo arco y flechas. Me parece que es bastante. Me llaman Atalanta, escríbelo, si sabes escribir, porque yo mataré al jabalí.

Todos se pusieron a reír y en ese momento pasó sobre ellos una urraca, muy alta en el cielo. Atalanta sacó una fecha de su carcaj, la ajustó en su arco, tensó la cuerda y, casi sin que se dieran cuenta, derribó el ave de un disparo certero.

- Pienso que se ha ganado un sitio en esta cacería- dijo Teseo-. Todos celebraron la destreza de Atalanta con el arco, aunque todavía no confiaban mucho en esa muchacha de aspecto débil y desaliñado.

- Ya veremos si es tan valiente con el jabalí- decían muchos. Y comenzaron a adentrarse en el bosque, con los perros por delante, husmeando el rastro de la fiera.

El jabalí parecía haber desaparecido. Atalanta, que por haber vivido siempre en los bosques los conocía mejor que nadie, avanzaba atenta a la menor señal, estudiaba las huellas, olía el viento. Tenía siempre una flecha preparada para no perder la ocasión de herir a su presa.

Dante Gabriel Rossetti, «La caza del jabalí», hacia 1865.

De repente, se oyeron en el bosque gritos de terror y dolor. El jabalí había salido y, en lugar de huir, atacaba a la partida de cazadores. Sus colmillos no perdonaban. Se produjo una terrible confusión en la que mató a dos cazadores y a varios perros.

En este momento, Teseo hubiera podido matar al jabalí porque se le puso a tiro; sin embargo, los perros le estorbaban la vista, y no se atrevió a soltar la fecha por miedo a herir a uno de ellos.

No sucedió lo mismo con el arco de Atalanta. Erguida detrás de un arbusto, tranquila, precisa, la muchacha apuntó al corazón e hirió al jabalí, que se revolcó gritando. En ese momento, el príncipe Meleagro saltó encima de él y lo remató con su lanza.

- Recordad este día compañeros –dijo Peleo- puesto que Atalanta nos ha demostrado a todos que una mujer puede ser tan buena cazadora como un hombre.

Años más tarde, cuando Atalanta tuvo muchas más aventuras, en invierno siempre se le vio vestida con un capote hecho de la piel de un jabalí. Era una piel especialmente grande y oscura, y la gente la señalaba diciendo: «Ella mató al monstruo, logró lo que no consiguieron cien príncipes, y su gesta será recordada durante cuatro mil años».

domingo, 1 de noviembre de 2009

Paté de ave


- ½ kg de Higadillos de pollo (se ponen a remojo en agua y sal durante 12 horas).
- 10 gr. pimienta negra.
- 8 pencas de apio.
- 1 hoja de laurel.
- 1 vaso grande de Brandy de Jerez.
- 2 dientes de ajo.
- 1 vaso de nata.
- 1 cebolleta.
- 1 cucharadita de tomillo.
- 25 granos de pimienta verde fresca (se compra en tarritos).
- Agua, sal y aceite de oliva.
- Mantequilla o manteca de cerdo para cubrir el paté.
- Necesitamos un molde para el paté.

1. Los higaditos se cuecen con el apio troceado, la pimienta negra, el laurel y dos cucharaditas de sal.

2. Sofreímos la cebolleta y el ajo, bien picados.

3. Escurrimos los higaditos y el apio, desechando la pimienta y el laurel. Incorporamos los hígados y el apio al sofrito. Rehogamos y añadimos el tomillo y la pimienta verde.

4. Añadimos el brandy y flambeamos.

5. Se añade la nata y se tritura muy bien toda la mezcla, hasta que quede bien fina.

6. El molde se forra de papel vegetal engrasado en mantequilla y se rellena con el paté recién hecho.

7. Cubrimos con mantequilla o manteca de cerdo fundida y dejamos enfriar.

8. Para consumir el paté, debemos esperar al menos 2 días. Se debe servir sacándolo del frío al menos 1 hora antes, acompañado de pan tostado.

(en la foto se sirvió con manzana asada y mermelada de fresa)

martes, 27 de octubre de 2009

Carne de membrillo




(en recuerdo de mi madre, Isabel Ortega, y mis tías Josefa y María,
que siempre se reunían en octubre para cocinar los membrillos)

- 4 Kg. de Membrillos maduros, bien lavados.
- 3 Kg. de azúcar (aproximadamente).
- 2 limones.
- Agua.


Utilizaremos una cacerola de gran tamaño, guantes y una cuchara de palo grande. Recomendamos pesos elevados en esta receta, puesto que se trata de una preparación para guardar de cara a todo el invierno (es una conserva) y regalar a la familia y amigos.

1. Se prepara un lebrillo o una fuente honda con agua y zumo de limón.

2. Los membrillos se pelan, se trocea la pulpa y se va echando al lebrillo con el agua y limón (para evitar la oxidación).

3. Una vez conseguida toda la pulpa, se escurre del agua con limón y se pone a cocer con agua en una gran cacerola, durante 20 minutos.

4. Una vez cocida la pulpa, se escurre bien, se pesa y se tritura.

5. Añadimos azúcar por el equivalente al 90% de la pulpa cocida de membrillo obtenida. Mezclamos y volvemos a batir muy bien, a ser posible con una batidora muy potente.

6. Cocemos 45 minutos sin dejar de remover (incluso más, si es posible), protegiéndonos las manos con guantes de goma (las salpicaduras son constantes y a muy alta temperatura), hasta que la pasta adquiera el característico color ámbar brillante y oscuro.

7. La masa resultante se vierte en moldes y se deja enfriar. Cuajará al cabo de 2-3 días.

sábado, 24 de octubre de 2009

Caspar David Friedrich

Caspar David Friedrich
(Greifswald, Alemania, 1774 - Dresde, Alemania, 1840)

Aficionado como soy al siglo XIX, una conversación relativamente habitual con mi mujer y con muchos amigos es el daño que ha hecho la novela y el cine del siglo XX al concepto “Romanticismo”.

Y digo daño porque por romántico se entiende una estética almibarada, llena de suspiros y de rosas, con historias de amor que siempre acaban bien; cuando en realidad el romanticismo genuino supone aventura, riesgo, afición a lo exótico, a lo salvaje, gusto por las ruinas, las nieblas otoñales y las ruinas misteriosas.

De hecho, hubo un momento del período romántico donde la idea de lo sublime se asoció ante todo a una experiencia no vinculada al arte sino a la naturaleza, imponiéndose una “poética de las montañas”, donde pintores y novelistas se sintieron fascinados por las rocas inaccesibles, los glaciares sin fin, las extensiones sin límites.

A mediados del XIX, el filósofo británico Shaftesbury escribirá «Hasta las ásperas rocas, las grutas musgosas, las cavernas irregulares y las cascadas desiguales, adornadas de todas las gracias de lo salvaje, me parecen mucho más fascinantes porque representan más genuinamente la naturaleza y están envueltas de una magnificencia que supera con mucho las ridículas falsificaciones de los jardines principescos».

Uno de los pintores que encarna este ideal romántico es Caspar David Friedich, pintor alemán del que hay muy poca obra expuesta en España, y al que he querido dedicar esta entrada. De hecho, según muchos autores, su cuadro “Caminante en un mar de niebla” retrata el paradigma del hombre romántico.

La primera vez que contemplé obras de C.D. Friedich fue en un museo de La Haya, y desde entonces me ha fascinado su capacidad para plasmar la belleza y el misterio de acantilados y bosques, icebergs y peñascos.

De hecho, pienso que la estética de lo salvaje de los cuadros de C.D. Friedich ha influido en muchos pintores de la naturaleza actuales, en un momento donde se hay mucha creación de calidad con esta temática.

En esta entrada podéis disfrutar de las siguientes obras:

- Dolmen en el bosque.

- Naufragio en un mar de hielo.

- Caminante en un mar de niebla.

- Bosque con niebla.

martes, 20 de octubre de 2009

Estofado de Ternera


- 1 Kg. Carne de ternera (limpia y cortada en trozos no muy pequeños).
- 2 cebollas.
- 2 dientes de ajo.
- 4 zanahorias grandes.
- 1 vaso grande de Brandy de Jerez.
- 1 cucharadita de harina de trigo.
- Aceite de oliva virgen.
- 1 cucharadita de pimentón.
- Sal y pimienta negra.
- Utilizaremos una olla a presión.

1. Picamos muy bien las cebollas, las zanahorias y los ajos. Reservamos.

2. Salpimentamos la carne y la rociamos con harina.

3. Sofreímos la carne en el aceite de oliva a fuego fuerte. La sacamos de la olla y la reservamos.

4. Freímos la verdura picada en el aceite que ha quedado, removiendo bien para “sacar” la harina y la carne del fondo (darán un delicioso sabor a la salsa).

5. Volvemos a añadir la carne, con el vaso de brandy, el pimentón y más pimienta. Rectificamos de sal y añadimos algo de agua si vemos que hay poco líquido (no suele necesitar nada más que el licor).

6. Cerramos la olla a presión y cocinamos a presión durante 25 minutos.

(en la foto se ha acompañado de calabaza horneada con finas hierbas, aunque también se puede servir con puré de patatas, patatas fritas o arroz blanco)

Krishna y la boda de Radha

Lo primero que debéis saber en esta historia es que Krishna es un héroe muy famoso de la religión hinduista, tan famoso como lo fue Hércules aquí en Europa. Sus hazañas le llevaron a ser considerado un auténtico Dios, adorado por millones de personas en todo el Mundo.

Antes de llegar a ser un Dios, el joven Krishna fue pastor, y recorría con su rebaño de vacas y su flauta las fértiles praderas del norte de la India, siempre cerca del bosque y del río, donde están los mejores pastos.

En su deambular con las amables vacas, siempre se encontraba otros rebaños, casi siempre conducidos por las Gopis, las jóvenes pastorcillas de un pueblo cercano.

Krishna no vivía en el pueblo, sino en una cabaña de troncos y cañas en medio de la selva, con lo que sus conversaciones con las Gopis eran su único contacto con el mundo de los hombres.

Le encantaban sus vestidos llenos de colores y sus alegres canciones, que podía escuchar cuando se acercaban al río a lavar o a dar de beber a su rebaño. Sus voces eran tan distintas de los cantos de los pájaros a los que estaba acostumbrado…

De entre todas las Gopis, la favorita de Krishna era Radha, que tenía una piel tan morena como él y que siempre llevaba un vestido dorado, verde y azul. Se pasaban las tardes tocando la flauta, recogiendo flores en los límites de la selva y observando las mariposas.

Cuando alguna vaca de Radha se perdía, Krishna la localizaba con su fino olfato y con la ayuda de los pájaros –sus amigos-. En el pueblo se decía que Radha era sin duda la mejor pastora y que encontraría un novio muy bueno para hacer una boda ventajosa.

En realidad, Radha no quería casarse, o al menos no quería casarse con otro que no fuera Krishna; pero nuestro héroe ya le había dicho más de una vez que no quería bodas, que su vida estaba hecha para la aventura y para el viaje. Era mejor que buscara un buen marido, y él la visitaría de vez en cuando para compartir la flauta, la selva y las mariposas.

Los padres de Radha encontraron un novio y a ella le gustó. Era también pastor, pero de ovejas y cabras, de un pueblo cercano. Era cazador de faisanes con su arco, más alto que Krishna y con la piel más pálida. Risueño y bailador, sería un buen padre y un buen compañero.

Se fijó el día de la boda, y el padre de Radha compró ocho barriles de vino oscuro y dulce para el banquete. De camino a su pueblo, la mala suerte provocó que una rueda del carro donde llevaban la comida se partiera, derramando el vino de siete de los ocho barriles.

Al borde del camino, Radha y su padre lloraban desconsolados en el momento en que apareció Krishna, con su flauta y su callado. –Seguro que no podrá haber boda, puesto que no tenemos dinero para más vino-. –Un banquete sin vino da mala suerte, y los invitados dirán que no vamos a ser felices-.

-Eso son tonterías- dijo Krishna- la buena suerte la da el amor y no el vino; pero creo que podremos arreglarlo. Dejad todos los barriles aquí mismo, los siete vacíos y el lleno, y regresad mañana al amanecer, antes de la boda.

Cuando ya había anochecido, Krishna entró en el pueblo con su flauta y fue despertando a todas las pastoras Gopi, que descansaban después de un día apacentando el ganado.

- Venid conmigo, os necesito.

Llevaron los barriles al borde del río, donde comienza la selva, y Krishna dio instrucciones de repartir el vino del único barril lleno entre los ocho barriles.

Conducidas por nuestro héroe, las Gopis añadieron agua fresca al vino hasta llegar a la mitad de cada barril, y comenzaron a recorrer la selva buscando mangos, naranjas y piñas, que iban pelando, exprimiendo y añadiendo a la mezcla.

Muchos grupos de monos y de cotorras, amigos de Krishna, se unieron al trabajo, señalando a las Gopis los mejores naranjos y las frutas más dulces; mientras que las luciérnagas iluminaban la oscuridad del bosque.

Krishna buscó en su zurrón y sacó un tarro de miel, un puñado de cortezas de canela y una raíz de jengibre, que repartió entre los barriles. También pudo añadir leche recién ordeñada de una enorme vaca que apareció de lo más profundo de la selva. El animal era el más blanco que nunca se había visto por la comarca, y por la mañana fue ofrecido como regalo de boda a Radha y a su marido.

- Podéis ayudarme a montar los barriles en el carro, hemos terminado.

Aunque quedaban ya pocas horas para el amanecer, hacía una temperatura estupenda y las Gopis aprovecharon para bañarse y jugar en el río. El futuro Dios del amor tocaba la flauta desde una rama a la luz de la luna, y en el futuro siempre recordaría esa noche como la más feliz de su larga vida.

La boda de Radha se hizo muy famosa por el exquisito refresco que sustituyó al vino, una bebida que puso una sonrisa en los corazones de todos los invitados y que pronto se hizo muy popular en la India.




Radha y su marido siempre agradecieron el regalo que les hizo la selva… el vino de Krishna.


Todas las láminas proceden de grabados hindúes anónimos del siglo XIX, recopilados en diversas revistas de arte.

Cuentos sobre Mitología

Un Mito es una historia sagrada que narra un acontecimiento sucedido durante un tiempo primigenio, en el que el mundo no tenía aún su forma actual. Muchos de los acontecimientos de la naturaleza se pueden explicar como consecuencia de los sucesos narrados en el mito.


Este tipo de historias servían como fábulas moralistas o como ejemplos que servían en la formación de los jóvenes. También hay textos que, aunque en apariencia tienen un contenido lúdico, anecdótico o de entretenimiento, ocultan mensajes que sólo podrían ser descifrados si contáramos con todos los antecedentes culturales de las gentes que conformaron estos relatos.


Las entradas clasificadas en este “Tema” tienen origen en una serie de cuentos que he venido relatando a mis hijas al acostarlas, un poco harto de princesas, enanos y dulces huerfanitos.


Cualquier experto en Mitología griega, sumeria o india encontrará múltiples errores en estas historias; sin embargo, el lector tiene que hacerse a la idea de que el objetivo de estos cuentos no es relatar la versión comúnmente aceptada de la historia de un héroe o de un dios de la antigüedad.


Mi idea siempre ha sido acercar el Mito clásico a los niños, con historias más simples y con un mensaje más contemporáneo. Ahora las publico para que el lector pueda darles el uso que desee.


En la foto, «Centáuro y Fauno», Escultura del período Helenístico, hacia el 250 a.C., Museo del Louvre, París.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Tamara de Lempicka

Tamara de Lempicka
(Varsovia, Polonia, 1898 - Cuernavaca, México, 1980).


Lempicka siempre me ha interesado por la rara belleza de su retratos -básicamente es una retratista- y por el hecho de que fue radicalmente figurativa en un siglo rabiosamente abstracto, anticipando una estética que luego sería muy utilizada en revistas, vídeos musicales y películas de los 80'.




Sus cuadros se suelen clasificar dentro del movimiento 'art decó', una corriente artística que es muy conocida por el gran público en el ámbito de la arquitectura o las artes figurativas, pero que en pintura parece haber pasado a mejor vida, con muy poca representación en los grandes museos del siglo XX.







Mundana, bisexual y siempre rodeada de lujo, fue un pintora maldita desde la segunda posguerra, por la temática aristocrática de su obra y la avalancha de la antifiguración. A pesar de su longevidad, no tuvo tiempo de ver como su obra se revalorizaba con el nacimiento de la cultura 'pop'.



Espero que podáis disfrutar conmigo de estos cuadros llenos de erotismo, calculada frialdad en la mirada y fondos cubistas -tipo "Metrópolis" de Fritz Lang-, que nos transportan a un mundo de sofisticación.


Las obras publicadas en esta entrada son óleos de época más 'art decó' de la artista, entre 1920 y 1930:
- 'Autoretrato'.
- 'Retrato de Marjorie Ferry'.
- 'Adán y Eva'.
- 'Andrómeda'.


martes, 6 de octubre de 2009

Natillas


(con esta receta resultan unos 8 vasitos de natillas)

- 4 yemas de huevo (en esta receta las claras no se usan, reservar para otra).
- 130 gr. Azúcar.
- 40 gr. Harina de maíz refinada (“Maicena”).
- 750 ml. Leche entera (más medio vasito para disolver la harina de maíz y medio más para mojar las galletas).
- Cáscara de limón o de naranja (se puede añadir también dos o tres ramas de canela).
- 8 galletas maría o de mantequilla.


1. La harina de maíz se disuelve bien en un poco de leche, cuidando de que no queden grumos.

2. Ponemos la leche al fuego con la piel de limón y naranja, la canela y el azúcar. Se debe remover de vez en cuando.

3. Mientras tanto, batimos muy bien las yemas en una fuente profunda.

4. Antes de que la leche comience a humear, incorporamos la harina de maíz disuelta en un poco de leche fría, sin dejar de remover.


5. Cuando rompa a hervir, añadimos la leche caliente sobre el batido de yemas, usando un colador, y removemos sin parar hasta conseguir la textura adecuada.

6. Distribuimos en vasitos y colocamos en cada uno de ellos una galleta previamente remojada en leche. Templar y guardar en frío.