martes, 27 de octubre de 2009

Carne de membrillo




(en recuerdo de mi madre, Isabel Ortega, y mis tías Josefa y María,
que siempre se reunían en octubre para cocinar los membrillos)

- 4 Kg. de Membrillos maduros, bien lavados.
- 3 Kg. de azúcar (aproximadamente).
- 2 limones.
- Agua.


Utilizaremos una cacerola de gran tamaño, guantes y una cuchara de palo grande. Recomendamos pesos elevados en esta receta, puesto que se trata de una preparación para guardar de cara a todo el invierno (es una conserva) y regalar a la familia y amigos.

1. Se prepara un lebrillo o una fuente honda con agua y zumo de limón.

2. Los membrillos se pelan, se trocea la pulpa y se va echando al lebrillo con el agua y limón (para evitar la oxidación).

3. Una vez conseguida toda la pulpa, se escurre del agua con limón y se pone a cocer con agua en una gran cacerola, durante 20 minutos.

4. Una vez cocida la pulpa, se escurre bien, se pesa y se tritura.

5. Añadimos azúcar por el equivalente al 90% de la pulpa cocida de membrillo obtenida. Mezclamos y volvemos a batir muy bien, a ser posible con una batidora muy potente.

6. Cocemos 45 minutos sin dejar de remover (incluso más, si es posible), protegiéndonos las manos con guantes de goma (las salpicaduras son constantes y a muy alta temperatura), hasta que la pasta adquiera el característico color ámbar brillante y oscuro.

7. La masa resultante se vierte en moldes y se deja enfriar. Cuajará al cabo de 2-3 días.

sábado, 24 de octubre de 2009

Caspar David Friedrich

Caspar David Friedrich
(Greifswald, Alemania, 1774 - Dresde, Alemania, 1840)

Aficionado como soy al siglo XIX, una conversación relativamente habitual con mi mujer y con muchos amigos es el daño que ha hecho la novela y el cine del siglo XX al concepto “Romanticismo”.

Y digo daño porque por romántico se entiende una estética almibarada, llena de suspiros y de rosas, con historias de amor que siempre acaban bien; cuando en realidad el romanticismo genuino supone aventura, riesgo, afición a lo exótico, a lo salvaje, gusto por las ruinas, las nieblas otoñales y las ruinas misteriosas.

De hecho, hubo un momento del período romántico donde la idea de lo sublime se asoció ante todo a una experiencia no vinculada al arte sino a la naturaleza, imponiéndose una “poética de las montañas”, donde pintores y novelistas se sintieron fascinados por las rocas inaccesibles, los glaciares sin fin, las extensiones sin límites.

A mediados del XIX, el filósofo británico Shaftesbury escribirá «Hasta las ásperas rocas, las grutas musgosas, las cavernas irregulares y las cascadas desiguales, adornadas de todas las gracias de lo salvaje, me parecen mucho más fascinantes porque representan más genuinamente la naturaleza y están envueltas de una magnificencia que supera con mucho las ridículas falsificaciones de los jardines principescos».

Uno de los pintores que encarna este ideal romántico es Caspar David Friedich, pintor alemán del que hay muy poca obra expuesta en España, y al que he querido dedicar esta entrada. De hecho, según muchos autores, su cuadro “Caminante en un mar de niebla” retrata el paradigma del hombre romántico.

La primera vez que contemplé obras de C.D. Friedich fue en un museo de La Haya, y desde entonces me ha fascinado su capacidad para plasmar la belleza y el misterio de acantilados y bosques, icebergs y peñascos.

De hecho, pienso que la estética de lo salvaje de los cuadros de C.D. Friedich ha influido en muchos pintores de la naturaleza actuales, en un momento donde se hay mucha creación de calidad con esta temática.

En esta entrada podéis disfrutar de las siguientes obras:

- Dolmen en el bosque.

- Naufragio en un mar de hielo.

- Caminante en un mar de niebla.

- Bosque con niebla.

martes, 20 de octubre de 2009

Estofado de Ternera


- 1 Kg. Carne de ternera (limpia y cortada en trozos no muy pequeños).
- 2 cebollas.
- 2 dientes de ajo.
- 4 zanahorias grandes.
- 1 vaso grande de Brandy de Jerez.
- 1 cucharadita de harina de trigo.
- Aceite de oliva virgen.
- 1 cucharadita de pimentón.
- Sal y pimienta negra.
- Utilizaremos una olla a presión.

1. Picamos muy bien las cebollas, las zanahorias y los ajos. Reservamos.

2. Salpimentamos la carne y la rociamos con harina.

3. Sofreímos la carne en el aceite de oliva a fuego fuerte. La sacamos de la olla y la reservamos.

4. Freímos la verdura picada en el aceite que ha quedado, removiendo bien para “sacar” la harina y la carne del fondo (darán un delicioso sabor a la salsa).

5. Volvemos a añadir la carne, con el vaso de brandy, el pimentón y más pimienta. Rectificamos de sal y añadimos algo de agua si vemos que hay poco líquido (no suele necesitar nada más que el licor).

6. Cerramos la olla a presión y cocinamos a presión durante 25 minutos.

(en la foto se ha acompañado de calabaza horneada con finas hierbas, aunque también se puede servir con puré de patatas, patatas fritas o arroz blanco)

Krishna y la boda de Radha

Lo primero que debéis saber en esta historia es que Krishna es un héroe muy famoso de la religión hinduista, tan famoso como lo fue Hércules aquí en Europa. Sus hazañas le llevaron a ser considerado un auténtico Dios, adorado por millones de personas en todo el Mundo.

Antes de llegar a ser un Dios, el joven Krishna fue pastor, y recorría con su rebaño de vacas y su flauta las fértiles praderas del norte de la India, siempre cerca del bosque y del río, donde están los mejores pastos.

En su deambular con las amables vacas, siempre se encontraba otros rebaños, casi siempre conducidos por las Gopis, las jóvenes pastorcillas de un pueblo cercano.

Krishna no vivía en el pueblo, sino en una cabaña de troncos y cañas en medio de la selva, con lo que sus conversaciones con las Gopis eran su único contacto con el mundo de los hombres.

Le encantaban sus vestidos llenos de colores y sus alegres canciones, que podía escuchar cuando se acercaban al río a lavar o a dar de beber a su rebaño. Sus voces eran tan distintas de los cantos de los pájaros a los que estaba acostumbrado…

De entre todas las Gopis, la favorita de Krishna era Radha, que tenía una piel tan morena como él y que siempre llevaba un vestido dorado, verde y azul. Se pasaban las tardes tocando la flauta, recogiendo flores en los límites de la selva y observando las mariposas.

Cuando alguna vaca de Radha se perdía, Krishna la localizaba con su fino olfato y con la ayuda de los pájaros –sus amigos-. En el pueblo se decía que Radha era sin duda la mejor pastora y que encontraría un novio muy bueno para hacer una boda ventajosa.

En realidad, Radha no quería casarse, o al menos no quería casarse con otro que no fuera Krishna; pero nuestro héroe ya le había dicho más de una vez que no quería bodas, que su vida estaba hecha para la aventura y para el viaje. Era mejor que buscara un buen marido, y él la visitaría de vez en cuando para compartir la flauta, la selva y las mariposas.

Los padres de Radha encontraron un novio y a ella le gustó. Era también pastor, pero de ovejas y cabras, de un pueblo cercano. Era cazador de faisanes con su arco, más alto que Krishna y con la piel más pálida. Risueño y bailador, sería un buen padre y un buen compañero.

Se fijó el día de la boda, y el padre de Radha compró ocho barriles de vino oscuro y dulce para el banquete. De camino a su pueblo, la mala suerte provocó que una rueda del carro donde llevaban la comida se partiera, derramando el vino de siete de los ocho barriles.

Al borde del camino, Radha y su padre lloraban desconsolados en el momento en que apareció Krishna, con su flauta y su callado. –Seguro que no podrá haber boda, puesto que no tenemos dinero para más vino-. –Un banquete sin vino da mala suerte, y los invitados dirán que no vamos a ser felices-.

-Eso son tonterías- dijo Krishna- la buena suerte la da el amor y no el vino; pero creo que podremos arreglarlo. Dejad todos los barriles aquí mismo, los siete vacíos y el lleno, y regresad mañana al amanecer, antes de la boda.

Cuando ya había anochecido, Krishna entró en el pueblo con su flauta y fue despertando a todas las pastoras Gopi, que descansaban después de un día apacentando el ganado.

- Venid conmigo, os necesito.

Llevaron los barriles al borde del río, donde comienza la selva, y Krishna dio instrucciones de repartir el vino del único barril lleno entre los ocho barriles.

Conducidas por nuestro héroe, las Gopis añadieron agua fresca al vino hasta llegar a la mitad de cada barril, y comenzaron a recorrer la selva buscando mangos, naranjas y piñas, que iban pelando, exprimiendo y añadiendo a la mezcla.

Muchos grupos de monos y de cotorras, amigos de Krishna, se unieron al trabajo, señalando a las Gopis los mejores naranjos y las frutas más dulces; mientras que las luciérnagas iluminaban la oscuridad del bosque.

Krishna buscó en su zurrón y sacó un tarro de miel, un puñado de cortezas de canela y una raíz de jengibre, que repartió entre los barriles. También pudo añadir leche recién ordeñada de una enorme vaca que apareció de lo más profundo de la selva. El animal era el más blanco que nunca se había visto por la comarca, y por la mañana fue ofrecido como regalo de boda a Radha y a su marido.

- Podéis ayudarme a montar los barriles en el carro, hemos terminado.

Aunque quedaban ya pocas horas para el amanecer, hacía una temperatura estupenda y las Gopis aprovecharon para bañarse y jugar en el río. El futuro Dios del amor tocaba la flauta desde una rama a la luz de la luna, y en el futuro siempre recordaría esa noche como la más feliz de su larga vida.

La boda de Radha se hizo muy famosa por el exquisito refresco que sustituyó al vino, una bebida que puso una sonrisa en los corazones de todos los invitados y que pronto se hizo muy popular en la India.




Radha y su marido siempre agradecieron el regalo que les hizo la selva… el vino de Krishna.


Todas las láminas proceden de grabados hindúes anónimos del siglo XIX, recopilados en diversas revistas de arte.

Cuentos sobre Mitología

Un Mito es una historia sagrada que narra un acontecimiento sucedido durante un tiempo primigenio, en el que el mundo no tenía aún su forma actual. Muchos de los acontecimientos de la naturaleza se pueden explicar como consecuencia de los sucesos narrados en el mito.


Este tipo de historias servían como fábulas moralistas o como ejemplos que servían en la formación de los jóvenes. También hay textos que, aunque en apariencia tienen un contenido lúdico, anecdótico o de entretenimiento, ocultan mensajes que sólo podrían ser descifrados si contáramos con todos los antecedentes culturales de las gentes que conformaron estos relatos.


Las entradas clasificadas en este “Tema” tienen origen en una serie de cuentos que he venido relatando a mis hijas al acostarlas, un poco harto de princesas, enanos y dulces huerfanitos.


Cualquier experto en Mitología griega, sumeria o india encontrará múltiples errores en estas historias; sin embargo, el lector tiene que hacerse a la idea de que el objetivo de estos cuentos no es relatar la versión comúnmente aceptada de la historia de un héroe o de un dios de la antigüedad.


Mi idea siempre ha sido acercar el Mito clásico a los niños, con historias más simples y con un mensaje más contemporáneo. Ahora las publico para que el lector pueda darles el uso que desee.


En la foto, «Centáuro y Fauno», Escultura del período Helenístico, hacia el 250 a.C., Museo del Louvre, París.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Tamara de Lempicka

Tamara de Lempicka
(Varsovia, Polonia, 1898 - Cuernavaca, México, 1980).


Lempicka siempre me ha interesado por la rara belleza de su retratos -básicamente es una retratista- y por el hecho de que fue radicalmente figurativa en un siglo rabiosamente abstracto, anticipando una estética que luego sería muy utilizada en revistas, vídeos musicales y películas de los 80'.




Sus cuadros se suelen clasificar dentro del movimiento 'art decó', una corriente artística que es muy conocida por el gran público en el ámbito de la arquitectura o las artes figurativas, pero que en pintura parece haber pasado a mejor vida, con muy poca representación en los grandes museos del siglo XX.







Mundana, bisexual y siempre rodeada de lujo, fue un pintora maldita desde la segunda posguerra, por la temática aristocrática de su obra y la avalancha de la antifiguración. A pesar de su longevidad, no tuvo tiempo de ver como su obra se revalorizaba con el nacimiento de la cultura 'pop'.



Espero que podáis disfrutar conmigo de estos cuadros llenos de erotismo, calculada frialdad en la mirada y fondos cubistas -tipo "Metrópolis" de Fritz Lang-, que nos transportan a un mundo de sofisticación.


Las obras publicadas en esta entrada son óleos de época más 'art decó' de la artista, entre 1920 y 1930:
- 'Autoretrato'.
- 'Retrato de Marjorie Ferry'.
- 'Adán y Eva'.
- 'Andrómeda'.


martes, 6 de octubre de 2009

Natillas


(con esta receta resultan unos 8 vasitos de natillas)

- 4 yemas de huevo (en esta receta las claras no se usan, reservar para otra).
- 130 gr. Azúcar.
- 40 gr. Harina de maíz refinada (“Maicena”).
- 750 ml. Leche entera (más medio vasito para disolver la harina de maíz y medio más para mojar las galletas).
- Cáscara de limón o de naranja (se puede añadir también dos o tres ramas de canela).
- 8 galletas maría o de mantequilla.


1. La harina de maíz se disuelve bien en un poco de leche, cuidando de que no queden grumos.

2. Ponemos la leche al fuego con la piel de limón y naranja, la canela y el azúcar. Se debe remover de vez en cuando.

3. Mientras tanto, batimos muy bien las yemas en una fuente profunda.

4. Antes de que la leche comience a humear, incorporamos la harina de maíz disuelta en un poco de leche fría, sin dejar de remover.


5. Cuando rompa a hervir, añadimos la leche caliente sobre el batido de yemas, usando un colador, y removemos sin parar hasta conseguir la textura adecuada.

6. Distribuimos en vasitos y colocamos en cada uno de ellos una galleta previamente remojada en leche. Templar y guardar en frío.